domingo, 17 de enero de 2010

ESTE 20 DE ENERO ESTAS INVITADO AL CHIARAJE DE CANAS - CUSCO


¡Chiaraje, chiaraje!.. la palabra se repite y de boca en boca se hace grito, convoca, provoca, se multiplica como eco y enciende las alturas de Canas, no se habla de otra cosa. Llega el 20 de enero, la pampa de Chiaraje a 4500 metros de altura, desnuda de vida humana, poblada de musgo e ichu y ocasionalmente visitada por alguna llama o alpaca perdida, se vestirá por un día de hombres que la escogieron como escenario de un violento enfrentamiento entre vecinos que decidirá la fertilidad de la tierra por un año. Y eso no es poco, más bien es mucho para quienes viven de ella. Por un día pacíficos comuneros de Checca ,Langui y Layo se transforman en guerreros.
“Vamos yendo al campo de batalla de Chiaraje
Desde que canta el gallo, montados en nuestros caballos,
Linguis perros.
No tenemos miedo, a la granizada de piedras,
somos guerreros valientes, aunque el río se tiña de sangre”
Desde las ocho de la noche en la víspera del combate a través de radio Enlace se calienta el enfrentamiento desde el lado de Checcas, agudas voces femeninas acompañadas por el ancestral pinkullo, llaman a la pelea. Se lee la lista de participantes con mensajes extremistas como “estamos dispuestos a morir”. Y es que hasta a esto se llega, y aunque en los últimos años a disminuido la crueldad de la batalla, no es raro que halla víctimas fatales, y en realidad para ambos bandos esto es necesario, la sangre derramada hará mas fecunda la tierra.


Del lado de Langui y Layo (también debe contarse a comuneros de Quehue, talvez lo mas bravíos de este lado) el asunto parece tomarse mas deportiva y sobre todo mas comercial.
Es que de este lado el acceso al “campo de batalla” se realiza cómodamente en cualquier cosa que se apoye sobre ruedas, movilizando a una enorme cantidad de comerciantes.
Cañazo, cerveza, chicha, anisado en el rubro bebidas, choclo con queso, pollo y trucha fritos,
caldo de cabeza de cordero y hasta ceviche! Completan la oferta gastronómica de mas de cincuenta comerciantes para algo más de un mercado de mil consumidores.
El cambiante clima, en minutos el calcinante sol da paso a una feroz granizada provoca la necesaria adquisición de ponchos plásticos a tres soles (los mismos que mas abajo cuestan uno).

Pero mas, o menos comercial, este pucllay o juego guerrero poco tiene de divertido. Y a pesar de innumerables esfuerzos por prohibirlo, la tradición se impone sobre las autoridades.
Sobre su origen mucho se dice pero nada se puede comprobar, la teoría mas repetida es que allí, en esa pampa entrenaba a su ejército José Gabriel Condorcanqui, Tupac Amaru II en su finalmente fracasado intento por oponerse a los españoles invasores.
Estas prácticas guerreras habrían continuado asociándose luego a la fertilidad de la tierra para el bando ganador.


La batalla consiste en arrear o hacer retroceder a los adversarios hacia su propio terreno hasta obligarlos a retirarse.
Ellos mismos hablan de infantería y caballería. Los primeros, de a pie, portan huaracas u hondas con las que arrojan piedras, y liwis , una especie de látigos de cuero trenzado con pesados objetos de metal en sus puntas que los transforman en armas mortales y que son usados en el enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Esta misma arma utilizan los jinetes. Pero la modernidad también ha llegado a este singular rito ancestral y cada vez es mayor el uso de cascos para protegerse y calzar zapatos de fútbol para afirmarse mejor en un terreno enlodado por la caída de lluvias muy común en esta época.
El combate se desarrolla en dos tiempos, el primero en la mañana hasta el mediodía cuando se produce un paréntesis para que los participantes recuperen fuerzas con un suculento almuerzo.

A eso de las tres de la tarde todo se reanuda y esta vez con más violencia, el consumo acelerado de alcohol durante la comida transforma a los “guerreros” en menos concientes del riesgo y aumenta su ferocidad.
Antes que caiga la noche, el duelo termina, siempre con un ganador territorial, el que arría al otro hasta su terreno pero en realidad no hay ni vencedores ni vencidos, heridos de ambos bandos limpiaran sus heridas, y el “cañazo” hará mas soportable el dolor.
Al día siguiente volverán los rudos combatientes a ser pacíficos vecinos y ocuparse de la tierra, solo hasta el próximo 20 de enero.

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